Saint-Marc Girardi.
El teatro, arte tan antiguo como la humanidad, nació del instinto de imitación. Surgió del ditirambo del culto de Dionisos, que en la antigüedad, formaban parte de la representación de la tragedia griega, precursora y modelo del clasicismo francés que, en el siglo XVII, sentó las bases - mediante las tres unidades: de acción, de tiempo y de lugar - del teatro occidental de forma tan perdurable que permite considerarlas definitivas.
El termino teatro procede del griego: theatrón que significa LUGAR PARA CONTEMPLAR .
En algunos periodos o culturas se ha dado más importancia a la literatura dramática —obras de teatro— pero en otros hay una mayor preocupación por los aspectos de la producción escénica. En algunas culturas se valora el teatro como medio para contar historias; en otras, como religión, espectáculo o entretenimiento.
Una representación consta sólo de dos elementos esenciales: actores y público.
La representación puede ser mímica o utilizar el lenguaje verbal.
Los personajes no tienen por qué ser seres humanos; los títeres o las marionetas (guiñol) han sido muy apreciados a lo largo de la historia, así como otros recursos escénicos.
Teatro clásico
El primer periodo en teoría teatral occidental se denomina clásico, porque comprende el teatro de las civilizaciones clásicas, de las antiguas Grecia y Roma, y las obras están escritas en las lenguas clásicas, griego o latín.
Teatro del siglo XX Desde el renacimiento en adelante, el teatro parece haberse esforzado en pos de un realismo total, o al menos en la ilusión de la realidad. Una vez alcanzado ese objetivo, a finales del siglo XIX, una reacción antirrealista en diversos niveles irrumpió en el mundo de la escena.
Teatro contemporáneo
Aunque el realismo puro dejó de dominar la escena popular después de la Primera Guerra Mundial, el teatro realista continuó vivo en el ámbito comercial, sobre todo en los Estados Unidos. Sin embargo, el objetivo parecía ser el realismo sicológico, y se emplearon para este fin recursos dramáticos y escénicos no realistas.
“En la participación teatral los unos representan y los otros miran, pero la posibilidad del teatro como tal depende del impulso proveniente de una voluntad de cooperación en el juego escénico. Aún hoy en toda velada teatral el público también coopera. Los actores pueden hablar largo y tendido de lo que significa para ellos advertir que en la sala reina frialdad, desatención, impaciencia... Por eso ninguna representación es idéntica a la anterior o a la siguiente. La medida del éxito se determina por la medida de la mayor identificación alcanzada entre actor y espectador.
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